Cada día Aarón observaba por su ventana como la hija de los Grew se columpiaba, sola, en el parque de enfrente. Silenciosa y tranquila, así se describía a Neferet en aquel pequeño pueblo de trescientos habitantes. Pero en la mente de Aarón, solamente se necesitaba una palabra para describir a esa pequeña criatura, Bella. Y es que la hija pequeña de los Grew era inhumanamente hermosa y ese crío de diez años lo había descubierto con sus propios ojos, provocando que en su mente sólo apareciera ella...All Rights Reserved
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