Comprendí que era otra la oportunidad perfecta la que tenía ahora de huir, de no volver atrás la cabeza y saber si me estaba arrepintiendo o no; no importaba solo quería irme. Los pensamientos de Sara eran contundentes, simple con un solo propósito de lo que quería hacer y de lo que hizo ese día, irse y no volver. No tenía ni idea de donde empezaría su vida, una nueva que ella quería empezar, ¡Sola! Y poder olvidar al que con tanto amor había amado y que sin pensarlo le partió el corazón. Lucho por no detenerse, tan solo quería saber por qué lo había hecho, enamorarla para luego hundirla en la más profunda agonía del dolor y la soledad. No fue capaz de superar las cosas sino un tiempo después, en los que tenía una vida casi formada, eso y la necesidad de no volver a confiar en nadie más. Sus padres nunca supieron del engaño y jamás pensaba decirles no quería que pensaran que no podía salir de los problemas sin que ellos se preocuparan más de la cuenta. Así que en una ciudad nueva, con personas nuevas, empezaba a comprender que si hubiera seguido ahogada en las penas y atrapada en un apartamento sin salir y trabajar, jamás podría recuperar el control y el rumbo de su vida como hasta ahora lo había conseguido.