La vida da muchas vueltas o así dice el refrán. Kay Dallas siempre amó a su familia, todo era perfecto cuando pequeña, tenía unos padres que se amaban y un hermano protector y amigo, pero como es obvio, nada dura para siempre.
Al cumplir los Ocho años todo lo que la joven adoraba fue destruido en mil pedazos, su padre los abandonó y lo peor de aquello fue que su excusa era que el amor había tocado su puerta otra vez y por eso dejaba a su familia. Por otra mujer. Aunque eso fue terrible para Kay, lo que más le afectó fue sin duda que dos años después mientras ella jugaba con su destartalada muñeca en un parque cercano, pudo distinguir a lo lejos a aquel hombre que alguna vez le leyó cuentos para dormir, jugando con un niño de al parecer la edad de su hermano, es decir, uno o dos años mayor. El Niño reía cuando el intentaba quitarle el balón mientras por otra parte su hermano se perdía su infancia acompañando a su madre al sicólogo gracias a la profunda depresión que le generó el abandono de su marido.
Y ahí fue cuando todo comenzó, al crecer Kay se transformó en una chica terca y obstinada que detesta al sexo opuesto, o eso cree ella. Prometió jamás enamorarse luego de ver como terminó su madre y también prometió nunca creer en los hombres por lo que hizo su padre, pero no todas las promesas se cumplen ¿o sí?, más de alguna vez nos hemos saltado nuestra propia palabra y más cuando tienes algo por lo que hacerlo o en este caso, alguien.
Ahí, en esa etapa de la vida es cuando entra el chico guapo, mujeriego y Playboy de la escuela ¿no?, bueno, Ryan Adams es la excepción a la regla ya que gracias a su capacidad de escuchar y hacer reír logró ganarse el corazón de la chica destruida, aunque, reitero, nada dura para siempre.
Andy siente que todo le sale mal: acaba de ser rechazado por la chica que le gusta y necesita ayuda urgente para aprobar sus exámenes o tendrá que recursar en las vacaciones de invierno. Para colmo, su madre le consigue el peor tutor de todos: Edward, el chico más grosero, antipático y con fama de ser homofóbico. El escenario no podría ser peor.
Sin embargo, con cada tutoría, descubre que Edward es todo lo contrario: es amable, divertido y está secretamente enamorado de otro chico de la escuela.
Andy, al descubrir que Edward no es lo que todos piensan, decide ayudarlo con consejos de conquista a cambio de las tutorías, no obstante, a medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos se fortalece. Mientras Edward sigue los consejos de Andy y parece que está conquistando al chico que le gusta según sus propias palabras, Andy comienza a cuestionar sus propios sentimientos.
¿Podrán conseguir la conquista perfecta o descubrirán que el amor verdadero está más cerca de lo que imaginaban?