Atrapados

-Ya levantate, o tendré que meterte a la ducha con pijama- amenazó a su hija mientras la removía en la cama.

Sin poder seguir durmiendo la chica se levantó perezosamente de su cama a la ducha. Tenía 17 años, cabello rubio oscuro, ojos grises y casi en los huesos.
Escogió al azar unos jeans negros, un gran poleron y un peto deportivo. Entro al baño, puso el seguro, se bañó y vistió lo más rápido que pudo. No le gustaba para nada estar desnuda, ni siquiera fuera de la ducha. Sentía que jamás podría cambiar eso después de lo sucedido. Comenzó un año atrás, pero jamas terminaría.

Apenas pudo desayunar un vaso de leche y media tostada, no le cabía más en su ahora pequeño estómago. Su madre insistía en que comiera más, pero tampoco la obligaría.

En los 40 minutos de viaje la joven no dejaba de pensar en lo que diría, Luke no tenía la culpa, no era justo que lo culparan de todo cuando el no era el monstruo. Jamas diría donde estaba, no lo traicionaría.

¿Que pasaría si en la morada de tus pesadillas naciera la mirada de tus sueños?