Pure soul.

Los pasos de Samantha eran cada vez más lentos, observó el pequeño edificio abandonado a tan solo metros de ella y supo que esa era la única solución. Al traspasar la puerta vio a mujeres con ropa diminuta y una señora morena que se distinguía entre ellas, esta misma se acercó a la adolescente y le regaló una sonrisa llena de confianza.
-Así que... Tú eres Sam Werston ¿Verdad?-La miró de arriba hacia abajo-
La castaña de ojos mieles solo se limitó a sonreír y asentir con la cabeza.
-Eres muy bella, me servirás demasiado-Levantó su mano y acarició su mejilla, provocando escalofríos en la chica- ¿Estas segura de esto? Luego de aceptar, deberás esperar como mínimo un mes para poder salir del negocio.-
-Estoy muy segura...-Suspiro-
-Genial... Entonces, solo debes firmar-La tomó del brazo y la conduzco hacia una oficina cerrada- Pon tu firma justo aquí y comenzarás a trabajar lo más rápido posible-Su mano tembló al agarrar la tinta para luego firmar el papel-
«Recuerda Samantha, lo haces por Kate, solo por ella»
Observó una vez más a su pequeña hermana y se despidió de ella besando su mejilla, caminó hacia administración y mostró el fajo de billetes que consiguió en tan solo una semana. En su cabeza solo había miles de imágenes asquerosas de lo que había vivido los últimos días... Cómo los hombres de gran edad forcejeaban su blusa y la trataban con tanta brutalidad como si ella no fuera nada.
«Como si no fuera nada» repitió en su mente luego de reírse de sí misma.
Pero llegó él a su vida, para darle dolores de cabeza. Mathew O'connor, un adolescente aniñado con mucho dinero, gracias a su mami. Si, era el típico rico que conseguía lo que quería... Todo lo contrario a la pobre de Samantha quien apenas llegaba a pagar la renta de su departamento.
«Enredate en esta historia llena de locura y tristeza pero sobre todo, amor.»