Emma reflexionaba sobre aquello con más frecuencia de lo que desearía, para los extraños el cuestionamiento también era el mismo: ¿La llamaban La Maldecida porque había nacido en una familia extraña o porque ellos tenían más recursos que la mayoría de la gente en esos parajes? La verdad es que no era nada de eso, la llamaban así porque estaba destinada a traer la desgracia al pobre hombre que se fijara en ella, como todas las Ruiz.
Acostumbrada a la soledad que le confiere su apellido. Emma se encuentra a sí misma sobrecogida por los recuerdos del único hombre al que ha amado. Cazada por el fantasma de su padre, ella descubrirá que los pactos y accidentes no son lo que parecen, y sólo una certeza prevalecerá con el paso de los años: Su familia está enferma.(CC) Attrib. NonCommercial