
-¿¡Cómo!? ¡Tessa! -¡Dejame tranquila! -Repite ahora mismo lo que has dicho -¿Para qué? ¿Para que te rías en mi cara por ser tan estúpida e ilusa? -Tessa... -¡No, Ryder, no! -Tess... -Mírame a los ojos, Tess Y fue en ese momento, en el que supe que era el momento de confesar.All Rights Reserved