Martina, una chica de preciosos rasgos célticos -ojos grises, cabello castaño hasta pasado la mitad de espalda y piel sumamente blanquecina- comienza a comprender lo complicado que es guardar un secreto y sobre todo cuando la avaricia humana supera con creces a la humanidad. Encuentra distintas cosas con las que identificarse pero para ella, un demonio, nunca se le hizo fácil hablar con un ángel, y mucho menos tratar con el. Alguien de raza contraria a ella. Alguien que supuestamente trae la salvación mientras que ella trae la maldición, la muerte, el desastre. ¿Quien era ella realmente? ¿Cual era su cometido? ¿La muerte? ella no quería eso, ella no quería ser la que transmitía la desesperación pero era lo que le había tocado, su destino, y ella lo iba a cambiar a las buenas o a las malas. Pero el destino esta para eso, para demostrar que el único que puede crear el destino es uno mismo y no la habladuría de los demás. Para cambiarlo.