Al inicio creo que era más fácil para mí aguantar la situación porque en mi cabeza entendía que tú querías romper con lo irrompible tanto como yo quería que lo hicieras, pero ahora comprendí que no es solo que no puedes, es que no quieres, no quieres acabar con eso y porque no quieres y no puedes no lo vas a hacer, no importa lo que yo haga, no importa quien yo sea, tu seguirás dándome una parte de ti y a tu pasado la otra, y eso, bueno eso me está consumiendo. Pero no con esto quiero que te equivoques, cada momento que vivo contigo es lo mejor que me podría pasar, tu eres mi oasis, estoy consciente que estoy en el desierto y que estoy sedienta y hambrienta, pero esa ilusión que representas me es suficiente para continuar un poco más, para tranquilizar mi espíritu, cuando te evapores y ya no quede nada de ti, nada de mí, nada de nosotros, seguiré caminando por toda esta arena y bajo todo este calor, avivada por los recuerdos de este amor. El día en que te conocí nos apresuramos a montarnos juntos en esta montaña rusa, yo me olvide de quién era y de lo que representaba y tu cuan niño que ve algo brillante y lo quiere me seguiste, y hemos estado viviendo en un sube y baja constante y a cada momento que vamos subiendo le inyectamos vida, y por cada momento que vamos en picada se nos quita un poco de la misma, y todo lo que estamos comprometiendo por sentir otra subida, y todo lo que perdemos cuando se acerca esa caída, pero no somos los únicos en este parque de diversiones, y esta montana rusa no es la única atracción a la cual podemos subir, y estando aquí solo estamos, y aunque nos cueste entenderlo en algún momento el juego se va a detener, y ya no subiéremos mas, y ya no caeremos mas, y ya habrá que bajar de aquí, y de mi ya no dependerá nada, y en ti caerá la decisión de caminar juntos por el parque, o de caminar por separados y conocer alejados todo lo que este tenga para ofrecer.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...