No tengo amigos. Dieciocho años viviendo en una ciudad que destaca por su elevado índice de población y, sí, uno de sus miembros se siente solo porque, desgraciadamente, está solo. Me sorprende no haber perdido la capacidad de comunicación... no hablo ni mantengo correspondencia con nadie; no gesticulo y no hago señas, ni siquiera a mis padres. Debo admitir, sin embargo, que hace unos días, el armario empotrado de mi habitación intentó entablar una conversación. Me sobresalté cuando, durante su discurso, la puerta se integró en la charla. No me relaciono con personas, porque una ventana, un espejo y una almohada, ¿se consideran individuos de la raza humana?
El plan de Emma era simple: esperar el día de la fogata para hablarle a James, quien ha sido su crush por más de un año, pero nunca había tenido el valor de acercarse a él. Cuando Emma finalmente está decidida a dar ese paso, nada sale como esperaba, y por equivocación termina besando al hermano de James, Ander.
Lo que comienza como un accidente se convierte en un trato inesperado: Ander le propone fingir ser su novia para darle celos a su ex y lograr que regrese con él, a cambio de ayudarla a acercarse más a James. Aunque al principio Emma duda, termina aceptando, creyendo que así estará más cerca de cumplir su objetivo. Sin embargo, lo que no esperaba era que este acuerdo desordenara su corazón y la hiciera cuestionar sus verdaderos sentimientos. ¿Qué sucede cuando un plan perfecto se convierte en el caos que lo cambia todo?