Me encantaba ir a la playa. Es el único recuerdo que mantengo que puede decirme algo de mi anterior vida, el que no duele.
Hace meses que salí de la clínica, y aún no entiendo por qué no recuerdo. Siento algo erizarse en la nunca cuando veo una sombrilla de rallas, o cuando escucho la risa de una mujer al abrirla. Pero luego pienso que todavía no sé por qué siento esas cosas, y por quién lo hago.
Ahora mismo, estoy viva, lo sé, y esto, para mí es la eternidad. Aunque todo sea como es para los demás.
Salgo de la cama, voy a la playa.
Vuelvo a casa, preparo algo de comer.
Cojo las llaves y voy a mi turno de trabajo en John's.
Así todos los días.
Pero, si uno no hubiese sido diferente, no estaría contado esto.
Porque, si no hubiese visto a aquél chico, el que me llamó a lo lejos, cuando estaba en la playa, y él me hubiera llamado por mi nombre, como hacía mucho que no pasaba, esto no llegaría a oídos de nadie.