No aconsejes a nadie que no te lo haya pedido, ni acorrales a un cobarde o a un león herido, no creas que lo evidente siempre es la verdad, no dinamites un puente que algún día debas cruzar.
Si todo va muy bien seguro va a pasar algo malo y a veces no se rompe el hilo, por lo más delgado.
Nunca abras el paraguas antes que empiece a llover, ni regales un libro a quien no sabe leer.
No desees que mueran tus enemigos, es mejor que estén vivos para verte triunfar.
La conciencia vale más que mil testigos, nunca lastimes a quien después no puedas matar.
Nunca toques nada si todo está bien, nunca dudes y dejes pasar el tren. No festejes que es Miércoles, si aún es Martes y aprende que mercenarios hay en todas partes.
Y es que aveces nada es lo que parece, porque todos presumen de lo que carecen.
Nunca duermas con quien tenga un puñal tatuado, nunca hables de la cuerda en la casa del ahorcado, nunca escupas para arriba, ni contra el viento, nunca te mojes por alguien que siempre está seco.
No sientas miedo en el desconcierto, un mar en calma nunca hizo a un marinero experto.
Y por cierto, es mejor que tus flaquezas asimiles. Aquiles, solo por su talón es Aquiles.
No te tires a Ombudsman, nunca afiles tu boomerang, no te creas un Daoberman que se cree Superman. Y no prometas en vano, nunca jures nada con un trago en la mano.
Nunca hagas el bien sin mirar a quien, nunca te aferres a algo que ya no es, nunca sugieras a alguien como proceder, nunca digas a nadie lo que nunca debe hacer.