Las personas no podían dejar de pensar en aquella bella muchacha con ojos agrandados para arrebatar el cielo de un pestañeo y de aquel joven que iba a su lado tomado de su mano, que sabía que la vida se compone de pequeñas cosas cómo los dedos de ella. Era gracioso verlos pasar intercambiando sus bocas entre palabras y risas, de pronto no sabías si eran felices por lo que conversaban o porque les bastaba con estar cerca para serlo. Ella, es el conjunto de acertijos insospechables y la magia cósmica de metáforas con las que se viste un poema. Él, un predecible lector que ama descifrar lo que ocultan las letras. Se preguntaban: ¿Qué hacen dos jóvenes mirándose todos los días a los ojos? -Y es que la gente no entendía que su mundo estaba en la mirada del otro. ¿Qué hacen dos almas inusuales para estar siempre juntas? -Volar juntos pero no atados, siempre le daban vuelta al mundo cada vez que se sentían lejos para volverse a encontrar.