Elizabeth no se daba cuenta lo que era vivir, no hasta que un día abrió los ojos. Y fue todo gracias a el, o bueno, gran parte. " Como si su caballerosidad, inteligencia y belleza no era suficiente. También tenía que superarme en esto. - Y te gusta? - estaba demasiado indignada para hablar. No Se que era lo que me molestaba pero me estaba por poner a llorar. No, no podía me mordí el labio para que no se escape una lagrima y empece a caminar hacia la puerta. - donde vas? - empezó a perseguirme - que hice ahora? Que hice mal? - - NADA! No hiciste nada mal! TODO lo haces perfecto y sabes que es lo peor, que no te das cuenta! - grite llorando. - Perdón..? - argh, por que no se enoja? Sin responderle empece a caminar - no! Lizzie! Espera! - no podía parar mis lagrimas y que este en uno de mis días no ayudaba a calmarme, agarro mi brazo y me hizo parar. - Yo te tengo que pedir perdón por todo lo que hago, hago todo mal y vos lo único que haces es solucionarlo y estar ahí y hacer todo mejor y yo solo te grito y encima me pedís perdón, soy una egoísta y ...y... Perdón...- dije entre lágrimas, intento secármelas con el pulgar pero corrían demasiado rápido y solo me abrazo, me abrazo hasta que su remera parecía recién salida de lavarse - Perdón - susurre al ver como quedo su remera. - ya basta de pedir perdón - y después me beso, me beso hasta que me olvide mi nombre, porque obvio, en eso también tenía que ser el MEJOR.