Me seguía mirando, podía sentir su mirada sobre mi y al igual que las otras veces, el escalofrío invadía mi cuerpo, acelerando mi corazón para después concentrarse en mis manos que en cualquier momento empezarían a sudar y es que no tenerlo en mi campo de visión me resultaba realmente molesto. Giré mi cabeza para un lado y por el rabillo del ojo lo vi, su facción estaba completamente seria y serena; eso me ponía demasiado inquieta, no sabía como reaccionar a esas situaciones que últimamente me estaban tomando por sorpresa. Empecé a mover mis piernas de un lado a otro y mirar mis manos, para así intentar pensar en otra cosa que no fuera la tensión que sentía a mi alrededor. Quería volver a girar y mirarlo, pero no debía, él no podía enterarse de nada, no quería tener que dar explicaciones, simplemente iba a seguir haciendo como que no había notado que se encontraba justo detrás de mi. A su distancia y apariencia apacible podía jurar que era muy tranquilo e insustancial además de los buenos comentarios que todos creían tener de él, lo que no coincidía con su obsesiva, constante y penetrante mirada así que mientras parecía no tener intensión de dejar de mirarme, muy consagrado a su labor, yo, bueno, yo sólo moría de ganas de que me hablara.All Rights Reserved
1 part