Pensativa, tumbada sobre mi cama, miro fijamente el techo. Hay tantas cosas que debería haber hecho de otra forma, si no hubiera pensado solo en mi misma no la habría cargado con nadie. Ahogando un sollozo, las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, me tapo la cara y sigo llorando. Prohibida la copia parcial o total de esta obra. ¡No al plagio!