La tiza se va, por más que quieras fijarla, no podrás. Comienza, con un juego pero termina como una guerra, la lluvia es parte de esto, pero no la culpable. El silencio se ha roto, no queda ya más de el, y piensas que se ha ido del todo, pero quizá es un error pensar en ello, vuelve, se va como la tiza, pero vuelve como la lluvia dejándote empapada, de tantas incógnitas de tu vida. Vete al espacio, donde ya nada importe, donde tu reflejo sea lo que ilumine, y que puedas regresar a la dulce luna. Quédate, junto a tu reflejo, porque siempre que terminas los recuerdos terminan siendo de tiza.