Adrián fijo la vista en esos ojos marrones, era la primera vez que realmente reparaba en ellos, la chica parecía temblar entre sus brazos y no lo hacía por placer, esa chica le tenía miedo y supo que su memoria no le fallaba, la soltó casi rayando en la rudeza. - Aceptare que se valla cuando quiera - la chica estaba tratando aun de recuperarse del pequeño pero para ambos perturbador momento compartido, Adrián maldijo consiente de que estaba echando por la borda todos los avances que habían hecho hasta ahora, pero en ese momento no tenía tiempo para lidiar con su conciencia. - No hemos terminado - Adrián negó con frustración. - Quiero que para mañana este fuera de las paredes de esta casa - era un estúpido, un tonto e idiota, pero parecía que no perdía la costumbre de arruinarle la vida a la gente, tenía la curiosidad de saber si la chica lo reconocía, sus reacciones de hacía unos segundos parecían ser una clara evidencia de que lo hacía, pero ahora viéndola colocándonos sus lentes y volviendo a ser el impenetrable muro dudo de que pudiera recordarlo, se dio vuelta y salió del cuarto molesto con el mundo, pero decidió a no ser la fuente de destrucción de nadie más, se alejaría de ella tanto como pudiera.