¿Alguna vez se han ido al museo y han quedado impactados por una hermosa pintura o escultura? Les apuesto a que si su respuesta es un sí, cuando la vieron por primera vez fue un gran proceso para poder amar o quedar encantados por ella, seguramente miraron minuciosamente cada parte de ésta, buscando algún error o intentando descubrir el porque es tan hermosa, pues yo pasaba por ese proceso todos los días. Todas las mañanas al desayunar buscaba ese error que cualquier artista cómete, pero nunca lo encontraba; iniciaba por su hermoso y suave cabello castaño con olor a frutitas, bajaba a sus ojos y tampoco había un error, ese par de ojos eran tan hipnotizantes que te hacían caer a sus pies una y otra vez; continuaba con sus labios, eran tan rosas que te incitaban a juntarlos con los tuyos, pero esos labios se veía aún más hermosos junto a su blanca sonrisa con la que podía iluminar tu día y hacía que tu corazón saliera y volviera a tu pecho en cuestión de segundos cuanto se marcaba el pequeño hoyuelo que tenia en su mejilla; y finalizaba por su piel, era suave y cálida con pequeños lunares como decoración, los cuales seguramente fueron colocados específicamente para hacerla lucir aún más hermosa Si tan sólo no me viera como su mejor amiga y me permitiera amarla. -Dua, ¿Me quieres? -me miró dulcemente mientras en su labios se formaba una pequeña sonrisa -No, te adoro *Es todo menos una historia de amor, así que si buscas algo cursi y lleno de amor, está historia NO es para ti :))