"Camina, y cada paso suyo parece parte de una elaborada danza"
El cabello tan rubio que parece blanco, suelto hasta la mitad de su espalda. Los ojos negros, como la noche y como su alma, ligeramente entornados, sin que nada escape a su mirada. La piel blanca como la leche, los dedos largos y finos, hechos para sacar música de los lugares más inesperados, y los labios rojos como un beso, pidiendo a gritos uno aunque su dueña no se atreva a expresarlo.
"Camina, con una expresión altiva en su rostro, a sabiendas de que el mundo espera para postrarse ante ella"
La princesa de Slytherin. La hermana melliza de Lucius Malfoy. La perla de una de las familias más influyentes del mundo mágico. Una de las magas más prometedoras de su generación. Carina Malfoy, esa es ella.
Siempre tuvo muy claro cuál era su futuro, e iba de la mano del de su familia, del de su hermano. Sabía lo que quería, y nada la haría cambiar de opinión.
Nada salvo, tal vez, él. Un mago repudiado por los suyos, alguien que había renunciado a todo lo que le habían enseñado desde la infancia y que ya nunca más encontraría un lugar entre los de su sangre.
Pero todo esto no parecía importar demasiado a Sirius Black, siempre con una sonrisa en los labios. Porque había escogido su propio camino y lo recorría junto a aquellos a los que quería.
De pequeños fueron amigos, hasta que muy pronto sus caminos se separaron y discurrieron por cauces muy distintos. Pero, ¿qué pasaría si se volvieran a juntar? La princesa de Slytherin y el que fue educado para ser el rey de las serpientes pero que en cambio escogió ser un león.
"Porque, ¿quién sino ella podría enseñarle al rompecorazones más famoso de Hogwarts lo que realmente es el amor?"
"¿Y quién sino él la enseñará a seguir sus deseos?"
La guerra mágica dejó cicatrices profundas, incluso en aquellos que no la vivieron directamente. Tessa Lupin creció sin el calor de sus padres, alimentándose de recuerdos prestados, sin conocer realmente lo que era sentirse parte de un hogar.
Harry la cuidó como a una hija, pero no fue suficiente para que aquello se sintiera como un hogar. En el fondo, creía que la felicidad no era algo destinado para ella.
Consumida por el dolor y la soledad, una noche tomó una decisión desesperada. Se arrojó al lago, deseando acabar con su sufrimiento... sin imaginar que las aguas, guiadas por una magia antigua y malinterpretando su deseo, la arrastrarían al pasado.
Despertando en el barro, con su rostro cubierto de sangre, y ante la mirada curiosa de un muchacho con ropa extraña, Tessa, sabe que algo no esta bien, que aquel muchacho apuesto no es alguien común y corriente.
-¿Regulus Black?-preguntó incrédula, sintiendo que todo formaba parte de una burla hacia ella.
-Ese mismo, ¿me conoces?.
Se trataba de un error o era una nueva oportunidad para cambiar su presente.