Escribiste una "m" con tres arcos, yo entré por el de enmedio. No supe escuchar tus palabras mudas, me sabían a sueños de sed insaciable y muertos que brotaban en el suelo de tu casa. Miré al cielo y ¡la luna ya no estaba! La realidad se la había robado y solo en mis estancias oníricas, sentado junto a tí, dentro de tus ojos y tocando tus pensamientos, se me ha concedido la virtud de verla; y por ahora, en días de luna grande, solo quiero dormir para verte, aunque hallas salido de las ventanas de mis palabras...
1 part