Violetta Castillo y Leon Vargas. No tenian muchas cosas en comun, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidian y mucho menos su estatura. Nunca pensaban igual, tenian ideas muy diferentes. El era dueño de si mismo, ella una niña insegura. Sus manos parecian haber sido hechas como piezas exactas para encajar una con otra, con los dedos entrelazados y mirando a la misma direccion. Ella era su pequeña.