"Hay algo que me asusta de él pero, no lo descubrí hasta que lo volví a ver; eran esos ojos azules que no dejan de observarme, no pude separar mi mirada de la de él, un segundo después sonrió. Esa sonrisa hizo que mi cuerpo se congelara, después de eso solo desapareció". Harry se despertó como otras noches sudando y con corazón en la mano, miró el reloj el cual marcaba las 4:11 a.m., trató de tranquilizarse un poco y volvió a recostarse en su cama. Otra noche, otro sueño y los mismos ojos azules.