De verdad, esto es un oprobio para mí. Véase también: ignominia, afrenta, deshonra. Hasta he estado buscando palabras guays para parecer culta, ¡imagínense! No puedo creer que me haya metido en este lío. Yo, Brooke Stuart, lectora calenturienta por antonomasia y soñadora empedernida por falta de vida amorosa, estoy hecha un desastre. Se los juro: no sé qué hacer. Se suponía que cuando me contrataron de secretaria en aquella importante compañía, por fin cumpliría mi fantasía de tener sexo en un escritorio con un guapo, dominante y jodidamente rico empresario. Luego, iba a quedar embarazada y él se enamoraría de mí; nos casaríamos y yo me dedicaría a criar a nuestra prole, que se extendería, al menos, a otros cuatro críos más. En lugar de eso, me tocó trabajar para esa mujer. Nada más verla, me dejó helada. Ella era independiente, muy elocuente y, para qué mentirles, también daba un poco de miedo. No entiendo qué salió mal en mi perfecto plan, ¿dónde estaba mi macho con comportamiento pasivo-agresivo para alejarme del horror por el que estaba pasando? ¡Enamorarme de mi jefa, por todos los cielos! Así no era como iban las típicas novelas románticas que tan acostumbrada estaba a leer, pero déjenme decirles algo: sí que lo hice en una oficina. (Historia Corta) Portada hecha por @ZuuCorrales Registrada en Safe Creative. Todos los derechos reservados.
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