'Ella era libre como el pájaro que se posaba cada mañana en el rancho del tío Robert, como una minúscula gota de una inmensa lluvia que impactaba en el suelo, como el viento invernal que caminaba en la dirección que se le antojaba. Era triste, era alegre, muy temperamental. Se rompía con la misma facilidad que un cristal deteriorado y recomponía sus piezas mientras fingía que ni siquiera estaba rota. Corría, corría sin parar, de la vida, de los problemas, de mí. Adoraba la forma en que quedaban sus mechones de pelo sobre su tersa frente cuando la despeinaba para enfurecerla o cómo se ruborizaba cuando le leía poesías. El garbo que poseía cuando paseaba por la granja del viejo Bolton o también su dulce sonrisa después de haber llorado. Le gustaba que le recitara poemas de Pablo Neruda mientras observaba la lluvia que repiqueteaba en la ventana de mi habitación. Era simple, era preciosa, era Janet.'All Rights Reserved
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