Era un día lluvioso de enero cuando mis tíos todavía es estaban de vacaciones de negocios y podía hacer en su casa de campo lo que deseara mientras la mantuviese limpia. María, mi amiga a la que no veía desde hace meses me había dicho la buena noticia de que sus padres le habían dejado quedarse el resto de mes conmigo, no era ningún secreto que mi felicidad era grande pues ya era hora de estar juntas y además me debía contar a todo detalle quien era ese chico misterioso que la estaba observando desde la distancia pero que no pasaba desapercibido para el instinto de nuestra María...