-Emi! Ya suéltame! -No hasta que me pidas disculpas -No lo haré -Entonces, no bajare - Te odio Emi - No lo haces Gino- Le sonrió cuando intento mirarlo desde su espalada mientras destapo sus ojos -No, claro que no lo hago - Los ojos de Gino están clavados en los míos y no puedo dejar de decir que son hermosos, su respiración es profunda y cuando estoy a punto de bajarme me sonríe de forma divertida, como si todo hubiese sido planeado. Ella solo necesitaba que alguien llegara a llenar el vacío que dejo su padre.