Prologo:
Me llamo Miranda, aunque mis amigos me llaman Mir. ¿Mis apellidos? Qué más dan, tan solo son otras dos palabras insignificantes para la humanidad, que sirven básicamente para distinguirme de los demás. Yo no quiero que me distingan, los que me importan deberían de ser los únicos que supieran quien soy. Pero... ¿Quién soy? Todos creen conocerme; qué hablo poco y cuando es necesario. Qué siempre estoy feliz. Qué no me importa lo que diga de mi la gente y qué no es difícil acostarse conmigo si me llaman la atención. Y con todo eso, creen saberlo todo sobre mi. Pero no me engaño, ni siquiera yo sé quién soy, ni que quiero, ni por qué hago lo que hago. Supongo que solo soy una más de esas cientos, que se dejan llevar, que nada para su camino ya que las hojas siempre son movidas por el viento. Y así soy, una hoja movida por el viento.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...