En su último año de secundaria, Sierra lleva una vida normal cómo cualquier otra adolescente de 17 años, sale con sus amigos, que en verdad no son muchos, estudia y vive experiencias increíbles con las personas que quiere.
Hasta que un día cualquiera, al llegar a su casa, su madre decide darle la noticia de que se mudarán a un nuevo país, sólo ellas dos. Sierra, sin muchos ánimos acepta, no por querer dejar todo, si no por no dejar a su madre sola en su sueño.
Ella pasa el resto de su tiempo pensando en que pasará cuando se vaya, pero confía en que nada va a cambiar, y que podrá, de alguna forma, volver a el lugar en donde pertenece, al lugar en donde sus recuerdos permanecen.
Sierra atravesará diversas situaciones que la harán dudar de los planes que poco a poco ideará. Más sin embargo sus ganas de volver a su raíces, y sus ganas de ver todo lo que ella construyó tras esos años de vida en su hogar la animarán para seguir adelante.
Ella encontrará la forma de volver a su Hogar, o eso es lo que aspira.