Pese a que Nicholas Brisbane le había advertido que se mantuviera lejos de él, lady Julia Grey apareció en la finca que el distante y atractivo detective que había heredado en Yorkshire, así ambos se vieron obligados a compartir aquella casona en ruinas con las últimas descendientes de una familia de ilustre linaje, que había mantenido bien ocultos sus secretos. Después de haber perdido la fortuna familiar y haber caído en el olvido social, lady Allenby y sus hijas dependían de Brisbane. Aquellas mujeres estaban a la deriva, arrastradas por los vientos del pantano, incapaces de cambiar su propio destino. En el corazón podrido de Grimsgrave había un misterio que tal vez lady Julia tuviera que desentrañar sola, ya que Brisbane estaba fuera de combate a causa del veneno que alguien le había suministrado. Sin embargo, la sangre hablaría, y antes de que la primavera llegara a los páramos del norte, lady Julia habría descubierto un antiguo legado de maldad.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.