Sin darme cuenta ella tomo su cuchillo y me hace una gran herida placentera en mi pecho para saborear el dulce elixir que anuncia la muerte. Nos seducimos a miradas, succionamos este amor y deseo carnal que nos invade todo nuestro cuerpo, junto a un pequeño aliado vital que recorre nuestras venas, es un dulce encuentro intimo entre los dos es un dulce sabor a muerte. CREDITOS EN LA PORTADA A @ROSE_BRATZ
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