Diana de 19 años, independientemente, divertida y muy atrevida. Sus padres murieron cuando ella tan sólo tenía 15 años y desde ese momento juró que no lloraria por nadie, las últimas lágrimas eran las de sus padres. Su rebeldía se apoderó de ella y ahora relata lo que es la falta de obediencia con la falta de lágrimas y la sobredosis de risas.