— Nada es gratis nena, ¿lo sabes verdad?
Trague fuertemente. La intensidad con la que me miraba me dejaba totalmente descolocada, esos preciosos ojos cafés, esa cara de ángel. El lo era todo, menos un ángel, eso podía verse a leguas.
— Lo sé ¿Qué es lo que quieres?
La comisura izquierda de su boca se elevó, su mirada me producía algo extraño dentro de la boca del estómago. Mordió suavemente su labio inferior, y luego habló.
— Te quiero a ti, esta noche en mi casa. Quiero que bailes para mi... Y luego.
— Luego ¿qué?..
El me sonrió confiadamente y coloco ambos brazos a mis costados. El espacio entre su cuerpo y el mio era casi inexistente.
— Luego...comienza el juego.
ESTA HISTORIA CONTIENE LENGUAJE INAPROPIADO Y CONTENIDO SEXUAL