- Aun hay algo que no entiendo.- Digo acurrucándome en su pecho cual niña pequeña. - ¿Qué cosa, Savanah?- dice mientras besa mi cuello. - ¿Por qué me salvaste? - Le pregunto intrigada, mirando esos hermosos ojos que me enamoraron en aquella fría noche. - No podía dejar que sigas destruyéndote. Alguien como tú, merecía conocer lo bueno de esta vida. Merecías que alguien te devuelva la luz.- Se hizo un silencio, pero no de los incómodos, simplemente de esos en los que no hacen falta las palabras. -Gracias. Gracias por devolverme esa luz.