Él pensaba que moriría en aquella celda. Ella que nunca más le volvería a ver. Él encerró sus sentimientos en una caja fuerte y escondió la llave en un lugar que él mismo desconocía. Ella exploró un nuevo mundo que la mayor parte de los días le hacían olvidarse de él. A pesar de las diferencias que el pasado les opuso, parece que al fin y al cabo no son tan diferentes como pensaban. Quizás la suerte no esté cantada, quizás el destino no esté escrito, quizás cada narrador puede escribir su historia a su manera, o no. Quizás las nubes puedan volverse a ver.