En ese momento la realidad vino a mis ojos, y era odiosa, horrible y penosa. Y me dije a mí misma que eso no se iba a quedar así. Sin embargo, yo era solo un proyecto que quería cambiar, literalmente, el mundo entero. Aquí no me serviría todo lo aprendido por los años de la oscuridad del árido lugar del que procedía.
Y sí, había mucho más tras la arena que delimitaba mi lugar, en el que yo reinaba, por encima de la vida de los hombres.
Mi Hoja Sakura, mi fiel espada, no me serviría de nada aquí.