Cy era un muchacho de esos que cubren grandes problemas con sonrisas.
Digamos que es muy bueno fingiéndolas.
Él era un núcleo para sus compañeros de clase, era el mejor estudiante, el capitán del equipo, el tipo con el cual todos podían contar, el que te ayudaba con tus problemas, el que te escuchaba y te aconsejaba...
¿Pero y a él? ¿Quién lo ayudaba a él?
Tenía un amigo de la infancia, todo ese tiempo su amigo estuvo a cargo de los problemas de Cy, escuchándolo, y viendo como se derrumbaba tratando de mantener de pie a los demás.
Pero su amistad se tornó turbia el día en el que este amigo le rogó que se detenga, que deje de fingir sonrisas, porque ya no sabía si cuando estaba con él sonreía de verdad.
Y desde ese día dejaron de hablarse.
Y desde ese día sólo fueron conocidos.
Y se dedicaron a sufrir en silencio, con una sonrisa en sus rostros.
Esta es un historia corta.
Publicación: 25/12/2015
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.