Raquel estaba grabando tranquilamente en su cuarto; era youtuber. Contaba con casi siete millones de seguidores.
Mientras tanto, Vicky leía en su cuarto, bueno, releía. Eran Los Juegos del Hambre. Pero un nuevo sentimiento despertó en ella: el hambre. Así que, sin dudarlo un momento, se levantó y fue hacia la habitación de Raquel -un detalle importante es que solo una de nuestras protagonistas sabe cocinar-, sin saber que esta estaba muy ocupada. De todos modos, irrumpió en la habitación:
-¡Raquel! ¡Tengo hambre! ¡Hazme de comer!- lloriqueaba la chica, rascándose la nariz.
Su amiga, indignada, levantó una ceja ante la cámara, que lo había grabado todo. Paró el vídeo y fue a gritar a su compañera, para decirla que aprendiera a cocinar de una vez. O a usar el microondas. Pero en vez de eso, recordó que había estado ojeando los billetes para irse de vacaciones, así que se lo comentó.
-He estado mirando los aviones hacia Noruega.
-¡¿Pero no nos íbamos a Los Ángeles!?
-¡No! Vamos a Noruega, yo quiero frío.
-Pues mete la cabeza en el congelador; estoy harta de las sudaderas.
-¡Ponte tú al lado del radiador! Necesito ver esos preciosos fiordos.
-Pero... Pero... Yo quiero... Bueno vale. Espera, espera. ¿Y el gato? ¿Qué hacemos con él?
-No sé, le ponemos un abrigo y nos lo llevamos.
-¡Pero qué dices! ¡Se congela! ¡No quiero un cubito de gato!
-¿¡Cómo que un cubito de gato!? ¿¡Tú eres tonta!?
-Aún así, pobre Aiden. Nos va a echar muchísimo de menos.
-¿Y? Si fuéramos a Los Ángeles también.
-Pero no pasaría calor, porque le pelo y ya.
-Bueno, pues vamos a Noruega y luego a Los Ángeles.
-Oh, te quiero -abrazó a su amiga-. Igualmente ya había comprado los billetes... Ah, ¿y qué hay de comer? -sonrió como si no hubiera dicho nada.
La chica del pelo rojo suspiró.
-¿Cómo? ¿Qué billetes?
-Yo... Bueno... Los Ángeles, ya sabes -rió fuertemente.
-Ay... venga vamos a la cocina. Que se te atrofia
Olivia Hall siempre ha soñado con un amor como el de sus padres: intenso, verdadero y capaz de superar cualquier obstáculo. Por eso, cuando Ryan, el chico más popular del instituto, empieza a demostrar interés en ella, Olivia cree que por fin ha encontrado su historia perfecta. Es guapo, encantador y, aunque nunca se ha comprometido con nadie, con ella parece diferente. O al menos, eso quiere creer.
Todo parece ir según lo esperado... hasta que Nolan regresa. Su mejor amigo de la infancia, vuelve convertido en alguien imposible de ignorar. Más alto, increíblemente atractivo y con un magnetismo que atrae todas las miradas, Nolan ya no es solo el niño con el que creció, sino el chico que, sin proponérselo, empieza a desordenar todo lo que Olivia creía tener claro.
Lo que debería ser solo un reencuentro amistoso pronto se vuelve más complicado. La conexión entre ellos sigue intacta, los recuerdos compartidos cobran un nuevo significado, y la forma en que Nolan la mira despierta sentimientos que Olivia creía haber superado.
¿Es Ryan el amor que siempre imaginó o solo la idea de lo que quería? ¿Y si lo que realmente buscaba siempre había estado frente a ella?