Como todo buen escritor, la letra consta de engañarse a sí mismo con pequeños instantes perfectos que pasaron o no muy diferentes a lo que los relatamos. Me gustaría decir que no miento en lo que escribo, pero definitivamente lo hago, y lo hago siempre, porque hay cosas dentro que adoraría que pasaran y no lo hacen. Lleno mi corazón y mi mente con ligeras mentiras que duelen.