Juan subía a las gradas en busca del asiento que le habían dado. Él era un niño más en aquel circo, pero no era un niño normal y corriente... Nota del autor: Sí, ya sé lo que me diréis... Sé que no estáis acostumbrados a relatos con un final feliz que venga de mi parte, pero este lo merece. ;) Ningún animal debe estar encerrado, explotado, vejado. Ellos también deberían tener los mismos derechos que nosotros.