Anoche, en una habitual reunión de zorras en torno a una botella de Nero D’Abola, surgió la conversación de esas cosas que hacemos que pervierten la figura del amante y se dirigen en picado al anti morbo. Entre todas las cosas de esa lista la que más llamó mi atención fue el comentario de una de mis zorras, algo así como, “nunca hagas la cama de tu amante o te convertirás derechamente en su madre”. Por un momento me ausenté, pensando que quizás por consideración alguna vez yo lo había hecho, pero enseguida caí en la cuenta de la verdad de esa frase. En las relaciones adquirimos ciertos roles que por descontado nos desvían del rol mayor, el del amante. Y es que una cama deshecha es símbolo de pasión, lujuria y sexo. Eso es lo que despierta en mi cuando veo las sabanas enroscadas formando cuerpos de algodón perfumados en deseo. Eso es fuego. Así que la frase frecuentó no solo mi cabeza, sino que se repitió como un mantra en nuestras bocas, rememorando esos momentos servidos y recibidos hasta caer exhaustas en carcajadas. “nunca hagas la cama de tu amante si quieres que siga siendo tu amante” No nos engañemos, no es tierno. [embed]https://www.youtube.com/watch?v=8LCcCkuELzs[/embed]