Absinthe.

La melancolía en su mirada anunciaba el final. Parecía diferente, distante, como si jamás hubiesen llegado a conocer la verdad que ocultó su existencia en este mundo.
Quizás nunca estuvimos destinados a nada, fuimos una mala broma, flores muertas y lápidas sin epitafio.
Un amor destructivo, una historia triste.
La historia de dos inadaptados inmersos en su propia soledad.
Él siempre estuvo observandome, oculto entre sombras, huesos robados, y una voz que inquietaba incluso las profundidades del abismo.
Me gustan los hombres como el ajenjo, tóxicos y amargos... mortales después recurrir a ellos por un tiempo prolongado.
Soñé a su lado la más plácida de las pesadillas.
Cabello alborotado, ausencia de color y poesía marchita.

Morir a su lado, siempre fue mi único anhelo...