'' - Tienes más don del que creíamos - Dijo ese hombre que parecía tener unos 30 años, muy guapo a decir verdad.
-Ella no sabe ni que coño estás hablando papá - Hablo el chico de mi edad con unos ojos oscuros penetrantes, pero que hermosos ojos, yo siempre había deseado tener los ojos de ese color intenso, en cambio tengo unos de color café oscuro, tan normales, aburridos... - ¿Enserio crees qué nos podría ayudar? - El chico interrumpió mis pensamientos con su pregunta, el señor no respondió, seguía analizándome detenidamente, cosa que ya me estaba dando miedo.
- Miren no se quienes sean y la verdad tampoco quiero saberlo y eso sobre ayudarlos, realmente me gustaría, pero en el internado estamos en exámenes, ya saben, estudiar, más estudiar, así que no me sobra tiempo - Hable con nerviosismo mientras me iba alejando de espaldas lentamente - Lo siento y hasta luego, espero encontrármelos... nunca - Dije y corrí pero choque con algo, bueno más bien con alguien, subí la mirada y era el chico de ojos oscuros.
- No te puedes ir - Hablo y sus ojos brillaban, me quede hipnotizada en ellos.
De repente escuche una voz en mi cabeza ''Tienes que venir con nosotros'' Decía ''Por tu bien''. Como coño hace eso, me solté de su agarre.
- ¿Cómo hiciste eso? -Dije asustada, el no dijo nada - Suéltame! - No cedía, de repente sentí una ira descontrolada - He dicho que me sueltes! - Y no sé cómo el chico salió volando, ¿Yo lo había empujado?, mire mis manos, ¿Qué diablos había pasado?, empecé negar con la cabeza, estaba temblando y el dolor de cabeza seguía ahí, empezaba a ver borroso.
- Su don esta saliendo a la luz - Dijo el hombre.
No le preste atención, lo único que pude hacer fue correr, sin mirar atrás,no llegue muy lejos, ya que una rama se atravesó en mi camino y tropecé, sentí que rodaba, llegue a sentir uno que otro raspón en mi cara, mientras trataba de cubrirme con mis manos, hasta que deje de rodar y todo se volvi
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...