Me llamo María Banks, tengo 20 años y, después de pasar la peor de las etapas de mi vida, decidí arriesgarme e ir al mundo de la hostelería. La verdad, no se me daba muy bien servir a la gente pero sí hablar con ella, ser educada... Evidentemente todo con práctica se solucionaría. De golpe tenía una oferta de trabajo, un futuro jefe guapísimo y a mi madre echando humo porque me iba de casa. En fin, el sueño de toda persona ( o por lo menos el mío). Pero lo que no sabía es que todo se iba a complicar: la relación con mi jefe, con mis padres, con mis profesores... Bueno, con todos en general. Y todo eso es negativo para una persona romántica que no cree ni en el amor ni el la amistad.