No hay una temporada exacta para la primavera, la primavera puede llegar hasta tu puerta en cualquier fecha del año. Una pequeña floristería hace que en el vecindario se respire el delicado aroma de las flores alegrado las mañanas, tardes y noches de sus clientes. Un muy codiciado florista que atiende la caja y habita en el local, pero no como propietario sino como el empleado. Se topara en un día cualquiera con una extraña clienta que colocará literalmente su mundo de cabeza. Sensibilizando su lado más amable y servicial junto a un campo de girasoles, llegando a cambiar la perspectiva de esta joven con su frialdad recreando en ella más sonrisas que el posible llanto que debería existir en esa lluvosa tarde de otoño.