Para Kiara Moore tener un incidente desastroso a su 12 años no era algo que estaba en sus planes de vida. Su avariciosa madre sin importarle lo que le pase a su hija ni el trauma que le cause en un futuro firmo un pacto con el señor de la tiniebla, Lucifer. Su inocencia se fue al trasto puesto que al saber que la culpable de su desgracia fue su madre aquella que amaba con locura, juro entre lagrimas con su cuerpo cubierto de sangre que se vengaría de ella y de esas personas que le arrebataron una y otra vez aquello que ella protegía de cualquiera.