Era lunes. Un lunes distinto. 12 de octubre, feriado, y como todos los feriados, aburrido. Era de esos días en los que uno piensa toda la semana. Mucho para hacer, pero al fin y al cabo esos días sólo los utilizamos para hacer nada. Los malgastamos, básicamente. Las cosas no andaban del todo bien y lo sabía. Mejor dicho, lo sentía, y como no soy una persona que se encargue de problematizar todo, hago como que no pasa nada. Mis problemas resulta que no son problemas porque como dice mi papá, y cito, "no te falta nada". Entonces, las diversas situaciones que atravieso día a día lucen perfectas. O al menos eso debo aparentar. Me va mal en el colegio, vivo una lucha constante con mis viejos, no estoy conforme con mi cuerpo ni mi peso, y eso es complicado. Me gusta un chico desde hace 3 años y jamás tuve el coraje de decírselo, o al menos no sobria. Mi estado de ánimo varía constantemente, y no entiendo por qué. Me encanta pasar tiempo sola, tiempo conmigo .Soy adolescente, qué esperaban?