Todo, absolutamente todo en este mundo, va alrededor de esas chicas flacas esqueléticas. Tienen tanta suerte de ser perfectas, de que si van por la calle, lo único que reciben es piropos por su escultural cuerpo de calavera andante. Y, ¿nosotros los gorditos qué? Solo insultos.
-¡Eso gorda! ¿A cuánto el kilo de grasa? Barato, ¿no? tienes en exceso.
-¡Vete a un Gym, vaca!.
-¡Deja de comer tanto, gorda!
Gorda esto, gorda aquello. Blah, blah, blah. Joder, tengo que aprender a dejar de comer, lo sé. Pero lo haré cuando yo quiera, no cuando los demás me obliguen.
¡Vaya que es una tonta y vil mentira, una de las mil mentiras que tengo!