Nada ha vuelto a ser igual desde la noche en que Daniel Oviedo salió de una fiesta, se puso al volante y terminó atropellando a Mery Dail. Tras meses de dura y dolorosa rehabilitación Mery ha vuelto a caminar, pero le ha quedado una cojera de por vida. Su vida social es mínima y la beca que le habían concedido para poder estudiar en el estranjero y escapar así de todo el mundo y de sus compasivas miradas ha sido anulada. Será un torturoso viaje para Mery y Daniel que solo encontrarán el apoyo y las fuerzas para seguir adelante en quien menos se lo esperan: en los brazos del otro.