Un momento de tensa paz, de tranquilidad medida. Ambos se miran como si volviesen a ver a un antiguo amigo, algo de inquietud en sus gestos, sin saber muy bien como reaccionar. Ninguno dice palabra alguna y sólo sus ojos se comunicaban incesantemente alejando de vez en cuando sus arenas, evitando cualquier inicio a una pelea innecesaria. No sabían de que hablarían, ni como terminaría pero... Era algo que debían hacer como enemigos, como seres antiguos e inmortales que eran, y sabían en el fondo... Que con esa tregua sus antiquísimas almas calmarían las dudas de los milenios cuando todo dio comienzo.